Daniel F: «Somos un montón de gente caminando contra los designios del destino»

Conversamos con Daniel F con motivo de su visita a nuestra ciudad luego de tres años de ausencia. Él nos relató algunas anécdotas de su vida y sus nuevos proyectos en camino.

Fotografía por Diego Ozaita

A su innegable genialidad como intérprete y compositor se le suma una carismática personalidad. Con cuarenta años trabajando en la escena musical peruana Daniel F continúa cosechando éxitos en su travesía para así consolidarse como una de las figuras indispensables e ineludibles de la escena subterránea con la que todo país en el mundo cuenta.

Su música está atestada de una lirica que le habla al amor, a la vida y a la muerte en una honesta, emocional, visceral e íntima proyección personal que nos transporta y e inhibe dentro de sus fantasías felinas.

Fotografía por Diego Ozaita ©

Ahora con las plataformas de streaming la música tiene un soporte de difusión más cerca de la gente, de tu público. ¿Estás pendiente de cómo te va estadísticamente en Spotify o eres indiferente?

Estamos en todas las plataformas. No entiendo mucho cómo se manejan, pero que la gente pueda tener acceso a la música de una manera tan natural es fantástico e invaluable. Los mecanismos de la industria han cambiado totalmente. Ya no se usan las mismas estrategias que se usaban en los 70, los 80 o los 90. Ahora los jóvenes se enfrentan a un universo totalmente distinto: el de las canciones en este tipo de formatos tan misteriosos para algunos. Uno tiene que estar atento a cómo se dan las cosas y seguir teniendo ese enlace constante con las personas.

¿Sigues creyendo que el dar conciertos por streaming es algo que ha llegado para quedarse? ¿La presencialidad es superior o es diferente a la virtualidad?

Justo conversaba de eso hoy: “que los conciertos virtuales tienen que continuar”. La gente que no puede venir hasta Ayacucho para un pequeño recital o la gente que no puede ir a Lima para un concierto tiene esa oportunidad, ese enlace a través del internet. Eso ya quedó.

¿Desde qué ciudades del mundo se conectan para poder escucharte?

Internet es todo el mundo. Te escriben de Europa, de Asia, te cuentan cómo ha sido el concierto; es fantástico sobre todo por los horarios. Hemos dado conciertos que también no son habituales en este hemisferio, pero se adecuan perfectamente a las personas que están al otro lado del mundo. Eso me emociona y enriquece de una forma que no había imaginado.

Hace unos días vi una película policial de los 70 ambientada en el 2020. Esta película cuenta la historia de un policía que descubre de forma desafortunada cómo fabrican comida con cadáveres. El mundo se encuentra sumido en el caos y en la incertidumbre que, la única forma de alimentarse, es moler a los muertos y dárselos a las personas. El policía al descubrir esto sale despavorido y asustado. Corre y corre alrededor de la ciudad y se le ve buscando algo… ¡un teléfono público! Estaba en el 2020 y buscaba un teléfono público. Esa ya es una visión del futuro; a estas alturas no queda más que reírse. Estos mecanismos modernos espero que sigan moviéndonos.

Fotografía por Diego Ozaita ©

¿Y qué crees tú que viene para el futuro?

No tengo la menor idea; no soy pitoniso o adivino. Pero sí soy pesimista… ¡Pesimista total! con algo de esperanza y que tiene muchos sueños. A pesar de la edad que tengo sigo teniendo sueños y sigo queriendo hacer cosas. Por si acaso tengo sesenta y un años: nací el cuatro de enero de 1961. Ya superé la edad de mi papá; mi padre falleció a los cincuenta y tantos. La vida continúa dándome la oportunidad de seguir haciendo lo que me gusta: la música. Con mi novia tenemos luna de miel todo el tiempo: nos vamos a Europa, España, México. ¡Todo es por la música! Seguimos en esto porque queremos seguir avanzando.

¿Entre mejores y peores cuáles fueron tus experiencias durante tus viajes?

Todas son buenas experiencias. ¡Fantásticas! Yo soy una de las personas que nunca pensó en salir de su barrio; siempre pensé en quedarme a trabajar por la zona. Cargar bultos en el mercado, no sé… alguna cosa nada más. De pronto se abrieron otras puertas y estoy componiendo música, escribiendo libros, trabajando con grupos de teatro, creando música para películas. Aquello ya es un sueño hecho realidad.

En cuanto a literatura de carácter histórico, ¿cuáles son, si es que las tienes, tus referencias literarias peruanas?

Están, pues, Arguedas y Vallejo. Cuando los más fanáticos de Arguedas me preguntan “¿cuál es tu libro favorito de Arguedas?” siempre los decepciono.  Les respondo que mi libro preferido es El sexto, el menos andino, “el menos raíz”. En realidad fue el primer libro que leí de él en el colegio. Aluciné mucho con esta visión de las cárceles como profetizando mi futuro. Pensaba que algún día iba a terminar preso o muerto muy tempranamente, ya sea por mano propia o por una circunstancia medio delincuencial. Por eso aquel libro me marco más que sus otros escritos que también son increíbles.

Fotografía por Diego Ozaita ©

¿Eres editorialmente ordenado para hacer tus libros o te dejas llevar por la espontaneidad?

Eso no se hace. Me lo han dicho muchas personas, me preguntan “¿tú escribes tus libros o tienes a alguien que te los escriba?”. No entiendo… es como si me preguntaran “¿tú cantas tus canciones o es otro el que las canta?”. Me parecen preguntas extrañas. A mí más bien no me gusta que nadie intervenga en lo que escribo o en lo que compongo. Soy bastante dictatorial en esto de la música: siempre tengo ideas fijas de lo que debe ser una canción o un texto.

La editorial con la que trabajo me explica que los meses del año se escriben con minúscula. Yo siempre escribo con mayúscula la primera letra, como si se tratara de un nombre propio. Cuando veo que está escrito en minúscula lo siento ofensivo. En el último libro que se va publicar hay una nota de advertencia en la que la editorial explica mi forma de escribir y las barbaridades que yo pongo. Así es como me gusta escribir y componer mis canciones.

¿Sería mejor o igual el rock peruano sin el rock subterráneo? ¿Hubo algún aporte estético del rock subte al rock peruano?

Es una pregunta interesante. No reconozco mucho esto del rock peruano. Para mí rock peruano es Mojarras, La Sarita hasta Uchpa que podría ser rock peruano a pesar de que es un poco de rock norteamericano cantado en quechua. El resto sigue las pautas que dan otros países y eso no es tan peruano que digamos. Hay colegas que dicen que sí es peruano porque lo hacemos aquí, porque contamos historias que suceden en nuestro país. Más bien la verdadera pregunta es la que le hicieron a Pedro Cornejo, que es profesor y escritor. ¿Por qué el rock peruano no logra internacionalizarse?, y él responde: ¿Por qué el rock peruano con tantas trabas con tantos problemas sigue vivo? Somos un montón de gente caminando contra la corriente, en contra de los designios del destino.

Fotografía por Diego Ozaita ©

¿Por qué crees tú que el rock peruano se mantiene hasta hoy?

Por la terquedad de unos cuantos, porque no nos importa lo que hay alrededor sino lo que estamos haciendo. En otros hay países de Latinoamérica hay industria de rock como en Chile, México, Argentina y Brasil. En Perú no hay una industria que te difunda o masifique, en donde las bandas hagan giras.  ¡Aquí las bandas nunca hacen giras! Ese no haber industria también hace que los grupos sean independientes más que en otros países. Como ya saben que no van a vender ni un solo disco, que no te van a pasar nunca por la radio, hacen música más libre. La radio te exige un formato de tres minutos nada más, porque le restas publicidad y eso necesitan para sobrevivir.

Entonces, como no hay industria, los grupos se vuelven más libres y pueden hacer la música que les da la gana. Se forman grupos increíbles que no están pensando en la industria, que no están pensando en salir por las radios o ser masivos. Por ese lado es bastante positivo que no haya industria.

El problema de los países con industria musical es que sus casas discográficas exigen constantemente a sus artistas éxitos radiales. Demandan cosas que tal vez la banda ya no puede dar y son despedidos de las discográficas. Sucede en todo el mundo: siempre hay una industria que exige ser número uno o realizar actividades que no estás muy animado a hacer.

Una vez apareció un señor, dueño de una radio, y me ofreció trabajar con ellos. Una radio poderosa queriendo trabajar conmigo, trabajar en la industria. Yo estaba contento; “me la creí”. Lo primero que me dijo es “deja de usar zapatillas” y lo mismo con las gorras. ¡Ese era el criterio! Le dije “ahí nomás”. ¡Hasta acá llegó la asociación!

Prefieres perderte esa oportunidad a perder la libertad, a perder tu personalidad. Prefiero seguir siendo misio a que me disfracen o que me manden a programas cómicos. Es un poco la balanza de la industria y la no industria.

Fotografía por Diego Ozaita ©

Todas las personas que conozco se dedican a la música al cien por ciento.  Acá no hay el de “no puedo ensayar porque tengo que hacer algo”. Aquí todos son músicos. No se podía imaginar algo así veinte o treinta años atrás. Era una utopía. Ahora las personas viven de la música y con la música. Soy uno de ellos: vivo de la música desde hace cuarenta años y como siempre lo digo: “hace 40 años estoy de vacaciones”.

Mis vecinos no saben que soy musico. Seguramente deben de preguntarse a qué me dedico, se preguntarán ¿este tipo de que vive? Lo vemos con su chancleta yendo a comparar, limpiando sus ventanas; este tipo no hace nada, es un vago y lo debe de mantener su mujer. Mi mamá falleció hace algunos años, pero ella siempre suponía que no tenía ningún trabajo; siempre que la visitaba me decía que todavía podía volver y quedarme allí. Era un lío porque no podía imaginarse que esto de la música también es un trabajo y un trabajo que lo siento muchísimo más placentero que otros.

¿Sin música la vida sería un error?

Seria vida sin música, pero alguien tendría que haberla inventando oyendo el canto de los pájaros, el ruido de la naturaleza; hubiéramos imitado los sonidos.

Nos da mucha curiosidad por qué nunca filmaste un videoclip…

Yo soy enemigo de los videoclips, no de los videos como películas que me encantan. Me gustan los videos de los grupos cuando salen tocando en conciertos o en algún galpón. Cuando digo que no me gustan los videoclips me refiero a esas historias que salen alrededor de una canción. Ese tipo de cosas no van conmigo. Si voy a hacer videos voy a hacerlos tocando y punto, sin ningún discurso más. No me imagino haciendo videoclips pero sueño con hacer documentales. El siguiente disco me imagino presentado en un video largo de 40 minutos más o menos. Hablar de canción en canción, contar un poco su historia, de qué trata. Me gustaría presentar el disco de esa forma y ojalá se pueda.

Bruce Springsteen decía que los videoclips coactan la imaginación. Uno cuando escucha una canción ya teje veinte videoclips en la cabeza; te haces una película con esa canción. Pero qué sucede cuando aparece un videoclip de la misma canción y resulta ser triste y sin ninguna gracia; te derrumba la canción y es preferible no hacer nada. Pienso que estarías castrando un poco la imaginación de las personas. Yo soy un tipo romántico que todavía cree que la música puede despertar el interés del intelecto y la imaginación. Cuando las personas escuchan una canción se imaginan muchas cosas.

Fotografía por Diego Ozaita ©

¿El verdadero amor lo conociste por medio de los gatos o las personas? ¿Alguna vez uno de tus gatos te hizo una travesura imperdonable? ¿Por qué los gatos y no los perros?

Esa pregunta es injusta: no tiene equilibrio. Quieres a las personas, animales, a la naturaleza, al mar. La emoción más grande que tuve fue al ver la inmensidad del lago Titicaca. ¡Qué bestia! Es inmenso y es imposible encontrarle un final; te emociona solo verlo. Bordeamos casi todo el lago y no se acababa nunca. El amor se da para todo lo que te emociona; yo tengo mucho amor por canciones, por libros; siempre vuelvo a lo que me gusta y el amor es un poco eso: una emoción constante.