Desde Chile: “Me Quiero Ir de Ti” de Victormanuel, una despedida que también es nuestra
Hay algo en Me Quiero Ir de Ti que, aunque nace en el norte de Chile, también se siente nuestro. Quizás porque en Latinoamérica compartimos no solo una geografía, sino una forma muy parecida de sentir. De amar hasta doler. De recordar con los ojos cerrados. De irnos sin querer irnos del todo.
Cuando escuché por primera vez este disco de Victormanuel, lo sentí cercano. No porque haya vivido exactamente lo que canta, sino porque lo he sentido igual, pero desde otro rincón del mapa. Desde Lima. Desde Cusco. Desde cualquier ciudad peruana donde alguna vez te hayas preguntado por qué algunas despedidas duelen más que otras.
Este no es un disco que grite ni que busque atención. Es un disco que acompaña. Que aparece cuando estás solo en tu cuarto, con los audífonos puestos y el corazón un poco desordenado. Y eso, en este lado del continente, lo entendemos bien. Porque aquí también escribimos canciones para personas que ya no están, y también nos hemos ido de relaciones por amor propio, no por falta de amor.
Canciones como “La belleza de tu cuerpo” o “Verte sonreír” podrían haber salido de cualquier diario peruano de desamor. “Viento” podría hablarnos desde el desierto de Sechura o desde un viaje por la sierra. “Ayelet” podría llamarse Camila, María, o simplemente quedarse sin nombre, porque lo que importa no es a quién se canta, sino lo que provoca.
La producción del disco es sencilla, íntima, sin adornos innecesarios. Como una conversación que no necesita filtros. Y eso se agradece, porque estamos acostumbrados a que todo suene perfecto, pero a veces lo más valioso es que suene real.
Escuchar este disco me recordó que las fronteras no existen cuando se trata de emociones. Que el desierto de Atacama también puede hablarnos a nosotros. Que los silencios que deja una canción como Me Quiero Ir de Ti también resuenan acá. En nuestras calles, en nuestras memorias, en nuestras heridas que todavía cierran.
Victormanuel no canta para Chile. Canta para todos los que alguna vez tuvieron que irse. Y desde aquí, desde Perú, lo escuchamos como si también hablara de nosotros.