Fredy Ortiz: “Maqtikucha es la prueba de que cuando fusionamos lo «mejorcito» sale una buena música”

Huamangazo coincidió en el estudio de grabación Drilo Records con el músico andino Fredy Ortiz. En la charla nos explicó sus pensamientos respecto a la fusión como fórmula creativa

El 12 de marzo de este año la banda ayacuchana de rock fusión El Atuq, en colaboración con el vocalista de Uchpa, Fredy Ortiz, publicó su segundo sencillo Maqtikucha. Este tema es parte del EP Urqupi Puriq – Andeando, el cual se espera en formato físico para los próximos meses. 

Fotografía por Yol Arones

Maqtikucha es una canción electroacústica producto de la fusión del hard rock y el pumpín fajardino tradicional de Ayacucho. En esta propuesta musical, los artistas procuraron mantener la esencia del ritmo andino en estructura, composición y ritmo, logrando en palabras de ellos “andinizar” el rock. Además, la letra de esta canción está escrita enteramente en quechua. 

Fredy Ortiz es un músico y compositor andahuaylino quien, en 1993, fundó Uchpa, el grupo peruano de hard rock y blues en quechua más representantivo del Perú. El artista vivió algunos años en Ayacucho durante los inicios de su banda, lo que le permitió conocer a “Koki” Solier, ex Uchpa y ahora integrante de El Atuq, para posteriormente colaborar en su último lanzamiento. 

¿Por qué colaborar juntos en Maqtikucha? ¿Cuáles fueron tus motivaciones musicales?

Inicié mi camino fusionando de dos a más géneros musicales. En este caso, Maqtikucha, es el encuentro del pumpín con otro buen género: el rock. Esta canción es la prueba de que cuando fusionamos lo “mejorcito” sale una buena música. 

¿Qué es lo que más te llama la atención o interesa de El Atuq?

Yo empecé con esta locura hace 30 años incluso sin entenderla bien y acomodando mi pensamiento y estilo musical de a pocos. Me parece de lo mejor que haya gente fusionando y abriendo la mente. No podemos estar con las mismas canciones del pasado; tenemos que desarrollar y evolucionar. 

Fotografía por Yuliana Huamancusi

En el videoclip de Maqtikucha se ve a un joven muy inquieto. ¿Fuiste así de joven?

Claro, a pesar de mi edad todavía sigo siendo inquieto.

Aparte del zorro y su significado ya conocido, ¿a qué otros animales, seres o elementos de la cosmovisión andina crees que también deberían ser visibilizados?

En la zona andina hay mucha diversidad porque encontramos insectos, animales y elementos. Por ejemplo, en mi canción “Danzaq” hablo de las entrañas de los apus que nacen como un fuego demoníaco para los danzantes de tijera. Es un mundo muy loco. 

¿Qué te pareció la fusión del pumpín fajardino con el rock? ¿Cuáles crees que son los elementos en común entre el rock y la música folclórica andina?

Es la evolución de la persona. Me atrevo a decir que nosotros los andinos tenemos más afinidad con los occidentales que quienes son naturales de la costa. No se trata de hacer que los campesinos sean rockeros, se trata de “andinizar” el occidente. Cuando los extranjeros visitan nuestro país no se quedan en el aeropuerto: ellos visitan el ande porque aquí está lo mejor de lo mejor. 

Fotografía por Yol Arones

¿Qué sientes cuando bandas emergentes siguen la línea musical que tú iniciaste? ¿Qué recuerdos tienes de “Koki” Solier en Uchpa?

Para mí es increíble que, a pesar de los años, en diferentes partes del Perú y en algunos países vecinos, se atrevan a hacer la fusión de los andes con el occidente. 

“Koki” perteneció a Uchpa como bajista cuando era muy joven, creo que tenía 17 o 18. Él nos acompañó por algunos años y en su locura logró entender la filosofía de la música andina y su evolución. Para mí es lo máximo que ahora esté siguiendo esa política mística de quienes abrimos nuestra mente en los andes.

Si tuvieras la posibilidad de liderar un proyecto para concientizar sobre el quechua y su importancia, ¿qué harías?

Ya lo estoy haciendo, porque la mejor manera de difundir nuestro idioma materno y la identidad es haciendo música. Por ejemplo, cuando nosotros hacemos conciertos en alguna universidad de Lima, después del pogo los jóvenes se acercan y nos cuentan que tienen raíces andinas. 

Esa es mi manera de combatir la forma acelerada con la que se está perdiendo el quechua. Yo tengo una hija, ella ya no habla quechua e imagino que su hijo tampoco lo hará. Sin embargo, logré que entendiera su importancia y ahora lo está estudiando en una escuela. Pero no debería ser así: lo normal sería que nosotros tengamos como base nuestro idioma materno y hablemos otros más. 

En tu experiencia internacional representando a la cultura quechua, ¿qué crees que otros países hacen bien para revalorar sus idiomas ancestrales que el Perú no?

Efectivamente. En otros países que he visitado he percibido que principalmente hablan sus idiomas nativos. Lo que no sucede aquí. Con eso no digo que obligatoriamente hablemos quechua, pero tendríamos que tomarlo en cuenta. 

Además, me he dado cuenta que en mi propio pueblo nunca me llaman cuando hay actividades porque prefieren traer músicos de otras ciudades y les pagan mucho dinero, a pesar de que ellos son de géneros no autóctonos y que no tienen nada que ver con la idiosincrasia local ni la historia. 

Hay un problema con la cultura chicha, porque con eso transmitimos mediocridad a los receptores. Siempre que hablo de esto genero incomodidad. Todos vivimos en la mediocridad, porque nos burlamos del campo, de la cultura, de la mujer; y este es un problema difícil de cambiar porque somos un país multicultural. 

Hablando desde tu vida como artista, ¿qué significa Ayacucho para ti?

Ayacucho es casi todo para mí. Es el inicio de mi locura. Mi locura comenzó aquí y pasado el tiempo yo ya estaba en otros países. Cuando todo se transformó en mi vida tenía que pensar antropológicamente y abrir mi mente para ver la realidad. En mi camino me encontré y me sigo encontrando con cosas interesantes de nuestros pueblos. 

A inicios de los noventa yo trabajé aquí como policía. Trabajar en Ayacucho en los tiempos de emergencia me permitió abrir mi mente en todo sentido: musical, filosófica y políticamente. 

Fotografía por Yol Arones

¿Te gustaría emprender un camino en solitario como Fredy Ortiz?

Sí. Hace algún tiempo ya soy solista. Hago “huaynitos” y música diferente. Felizmente ya tengo aceptación en algunos pueblos. Para mí es increíble que me reconozcan cuando hago shows en bares o sitios culturales. Normalmente en mis presentaciones me acompañan danzantes de tijeras y un waqrapuku

Mi estilo como solista es más folclórico. Esto me anima a hacer un nuevo disco que seguramente será difícil, pero lo quiero lograr para que cuando me vaya de este mundo quede en la historia como “un loco que hizo algo”.

¿Consideras que estás dejando un legado o precedente en la música peruana con Uchpa? 

Yo creo que sí. Todas las veces a las que voy a actividades andinas en Lima me encuentro siempre con un sector de locos como yo, en donde hacemos chistes en quechua y rockeamos. Ese grupo de gente es como un legado que no desearía que se pierda. 

¿Cuáles son tus músicos favoritos del canto andino?

Yo soy muy setentero. Me gusta desde “Los Puquiales”, el “Trío Ayacucho”, “Los Errantes” de Arequipa, “Los Campesinos”, entre otros. Para mí, el primer grupo que mencioné son como los Rolling Stones de los andes: lo mejor de lo mejor. Son mis referentes, además de Led Zeppelin, Deep Purple, Jimi Hendrix, Janis Joplin y muchos más. 

Muy aparte de El Atuq, con quienes tienes cercanía amical, ¿en qué otros géneros o con qué otras bandas aparte del rock te gustaría incursionar?

Lo bueno de ahora es que sin necesidad de viajar puedo colaborar con artistas de otras ciudades. Es más… siempre lo hago, sobre todo en fusión. Me gusta colaborar y decir sí a todo porque me gusta y porque en caso contrario no quedaría algún registro de mi paso por este mundo.

Videoclip de Maqtikucha