La otra vida de las maderas en las manos de Vladimiro Sánchez
Fotografía por Kevin Ellisca
Entrevista y redacción por Braigan Vega
Conversamos con Vladimiro Sánchez: el lutier más joven de Ayacucho
Células: eso es lo que tenemos en común con las maderas. Células que vivieron, viven y vivirán. Seres vivos que, como dictan las leyes de la materia y la energía, solo se transforman en nuevas formas de existir. Soy un amante de los sonidos sin importar su procedencia. Si hay armónicos, considero, hay un mensaje por codificar con la imaginación.
En Huamangazo tenemos por misión e intención la de poder compartir todas estas formas artísticas que creemos merecen reconocimiento en Ayacucho y el Perú. Hace varios meses encontré su página de Facebook en internet y me asombró la tonalidad marrón de una guitarra que él había puesto en venta. Estoy hablando de Vladimiro Sánchez (1996) y la marca HCutti Instrumentos.
Siempre quise, pensé, un charango de escala 44 cm para afinarlo en Sol mayor; así que, sin dudarlo tanto, mandé a construirme uno con Vladimiro. Las maderas elegidas fueron el nogal ayacuchano para los aros, fondo y roseta, tapa armónica de pino y cedro para el mástil. Quedé muy contento con el timbre que, según me cuenta el lutier, no se trata solamente de las maderas, sino de la arquitectura interna del instrumento.
Hoy quiero compartirles parte de la personalidad del que, según estoy informado, se trata del lutier más joven de Ayacucho. Su taller está ubicado en la Asoc. Wari Aqupampa Mz N Lte 1 y pueden contactarlo al 945 802 538.
¿Qué tal, Vladimiro? ¿Cómo estás?
Bien. Gracias por la visita. Ando muy emocionado por dar a conocer mi trabajo de estos últimos años.
¿Cómo fue tu infancia en torno a la música?
Crecí rodeado de música originaria, de mi tierra; obviamente porque estamos rodeados siempre de huaynos o canciones cumbieras, por decir. En mi caso escuchaba de todo.
¿Qué escuchaba tu papá?
Mi viejo, por ejemplo, escuchaba a Los Errantes de Chuquibamba. Yo también me alimentaba de alguna forma, pero también tuve influencia de mis hermanos mayores. Mis hermanos, te cuento, uno era rockero y el otro escuchaba cumbia.
Un poco ahondando en tu biografía, ¿tú crees que desde niño nació tu vocación por construir instrumentos o es algo que ya te vino de mayor?
La verdad siempre tuve curiosidad por hacer cosas y por la inventiva en general. De niño gustaba por hacer mis propios juguetes, los creaba; pero, necesariamente para hacer un instrumento, eso ya me vino de mayor cuando tenía 16 años.
¿Cuántos años tenías cuando hiciste tu primer instrumento musical?
Intenté hacer a los 16 años cuando todavía estaba en el colegio. Quería hacerme un instrumento, una guitarra clásica para ser más precisos; y bueno, como que mi papá en ese aspecto no quería comprarme una. Entonces lo que yo hice, como teníamos un taller improvisado de madera en casa, empecé a cortar maderas con el ideal de hacerme una guitarra. Sin embargo, este proyecto se truncó porque, al ver mi padre que hacía “ciertas travesuras”, ya él me compró la guitarra que tanto quería.
Hacer un instrumento musical, una guitarra, requiere de bastante técnica y conocimientos previos. ¿Cómo adquiriste esos conocimientos? ¿Tutoriales? ¿Te enseñaron? ¿Cómo fue?
Yo creo que principalmente fue mi acercamiento al arte de trabajar con la madera, porque mi papá sí me enseñó algunos elementos como a hacer medidas y cortes; entonces tenía cierta noción, pero el punto más importante para mí sería que yo estudié ingeniería en la universidad… hasta ahora sigo estudiando ingeniería. Eso me ha ayudado bastante en la forma de crear instrumentos porque aplicaba todo lo que he aprendido en ese campo; por eso hacía los planos de los mismos en escala real y, claro, siempre guiándome en las reglas básicas. Además, ahora en la internet puedes encontrar planos reales de instrumentos que ya existen. Yo miraba más o menos cómo hacer una guitarra, la escala, medidas y todo ello. Luego y con el tiempo hice mis propios planos, así como mis propios diseños de guitarras.
Me da mucha curiosidad: a la hora de hacer los aros de una guitarra, creo que no es cosa fácil, hubo muchas pruebas y error, ¿cómo aprendiste a hacerlos?
Hay un principio: para que se doble la madera tiene que estar húmeda, y bajo ese principio empecé a hacer primero una copia exacta de la guitarra que yo tenía. Me di cuenta que, mientras tú calientas la madera y hay humedad, es sencillo. Para eso me creé un elemento que es el doblador de aros que yo también lo he hecho.
Es una resistencia eléctrica, ¿no?
Claro, es una resistencia por dentro; entonces eso se calienta al punto de que la madera se vuelve flexible y tú puedes moverla al lado que tú quieras. Bueno, empecé con eso, pero siempre al inicio te salen las curvas un poco distorsionadas; ya con el tiempo he creado una técnica mucho más precisa y ahora sí me salen más elegantes.
Estamos hablando de… ¿cuántos años de trayectoria tienes como lutier?
No sabría decirte exactamente porque inicié cuando estaba en la universidad; me parece que en el 2018. Digamos que a día de hoy serían como cinco años más o menos.
En el arte de la lutería, ¿quiénes son tus referentes?
De los actuales a mí me gustan bastante los lutieres de la llamada guitarra contemporánea, con mástiles extraíbles como las del australiano Greg Smallman; desde lo clásico me gustan las guitarras como las españolas Conde Atocha, las de Francisco Bros, también las Alhambra y Romanillos. En el Perú me llaman mucho la atención las guitarras Falcón. Son todos ellos referentes para mí.
¿Alguno de ellos te inspiró a dedicarte a este arte?
Sí, en especial los diseños exclusivos que hacía, por ejemplo, Francisco Bros. Sus diseños son realmente hermosos. O sea, no solamente se trata de ver a la guitarra como un elemento clásico, sino que puedas añadirle más figuras y puedas hacerle un montón de combinaciones experimentales con la madera.
Claro, claro… Sigamos hablando sobre la lutería. Ahora cuéntanos sobre las maderas para el clima particular de Ayacucho y los Andes, ¿cuáles crees que son las mejores maderas?
En cuestión de madera hay un estándar que te dice que, por ejemplo, para el brazo siempre tendría que ser un cedro o una caoba; eso es lo que se cree que es clásico y todos hemos creído eso, sin embargo, adicionalmente uno puede crear con nuevas maderas como; por decir, puedes ponerle pino o maderas que haya aquí en Ayacucho con las características deseadas.
¿Tú lo has hecho?
Sí. También lo he hecho y probado, pero no se ven tan estéticas. Lo más importante en una madera es que esté bien seca y que se pueda trabajar en óptimas condiciones; todo siempre de acuerdo a la densidad de la madera. Hay maderas suaves que sí tienen un buen grado de vibración como el pino serrano ayacuchano para una tapa armónica.
¿Has llegado a hacer tapas armónicas con pino andino?
Sí. Mis primeras guitarras incluso eran de esas, las llamadas píceas. En ese entonces no tenía acceso a maderas tan finas y también por su elevado costo, entonces había que ahorrar un poco y utilizar ese tipo de maderas; incluso también he utilizado el cedro andino.
Me parece que una vez hiciste un instrumento con un árbol de manzano…
¡Ah, claro! Ese fue un experimento. Cierta vez se cayó un manzano y lo hicimos madera. Lo encontré tumbado en la chacra. Mi mamá me dice, «oye, acá por nuestra zona se cayó un árbol», y al revisarlo me di cuenta que era un manzano.
Eso quiere decir que tu mamá ya sabe de tus iniciativas…
Efectivamente: mi madre sabe que a mí me encanta la madera. Entonces corté una rama; incluso no cortamos todo el tronco entero. Corté la rama un poquito más gruesa y con eso me alcanzó como para hacer un charango más o menos. La madera del manzano es bien blanquita y lustrosa; era un instrumento bacán y único. De manzano eran los aros y el fondo. Al final se lo vendí a un contacto de Lima.
Cuéntanos qué objetivos tienes para este 2023 y de repente también para de aquí, no sé… de cinco o diez años. ¿Qué te gustaría conseguir?
Me gustaría expandir un poco lo que es la producción. No solamente con máquinas más precisas, sino también con un público mucho más selecto. Este 2023 me gustaría que vengan a mi taller grandes personalidades de la música y así tengan como referencia que aquí también en Ayacucho se fabrican buenos instrumentos.
En cuanto a mi catálogo, para mí, lo hace el cliente. Es él quien me dice «pónle un nombrecito aquí o quiero que hagas esta combinación de maderas, con este acabado, con este borde o con este diapasón».
Desde tu criterio, ¿qué consideras como importante para que un instrumento suene lo más cerca a la perfección?
Hay varios factores. Para mí lo más importante en un instrumento es principalmente lijarlo y que no tenga esas impurezas. También todo lo que es el varillado. Dicho sea de paso, el varillado es otro detalle que en mi caso yo lo hago de distinta manera a la forma clásica. Yo los hago en rombos divididos en 45 grados, lo cual dota un timbre particular a mis instrumentos. Digamos que ese es mi estilo de sonido. Creo que eso es lo más principal, así como que la tapa esté bien hecha y el cuerpo sea contundente.
Hace un rato mencionabas a un lutier ayacuchano que principalmente radicó en Lima. Me refiero al maestro Falcón. ¿Admiras a algún otro lutier de nuestra región?
Al maestro Marcos Tucno. Sí; ese maestro es buenísimo haciendo los instrumentos. Lo que a él lo hace especial es que no necesita muchas herramientas. Con un serrucho y un martillo te hace una guitarra. ¡Ese maestro sí es trome! Eso es lo que más admiro de los maestros antiguos: que no necesitan mucha maquinaria para hacer una guitarra. Si bien es cierto en cuanto al tiempo hay demoras, todo se compensa porque se crea algo muy único.
Son varios años en los que vienes haciendo instrumentos. ¿Tú consideras que el construir instrumentos es una misión?
Para mí construir instrumentos se ha vuelto parte de mi vida. Es algo esencial que yo tengo muy aparte de mi carrera en ingeniería. Siempre vuelvo al taller a hacer instrumentos porque me libera y relaja. Además, hago el bien para alguien más, para que alguien más disfrute de la música.
¿Por qué una guitarra o un charango de tu manufactura es sinónimo de calidad?
Porque yo utilizo buenas maderas. Siempre utilizo buenas maderas, buen pegamento; porque las guitarras y todos los instrumentos no llevan clavos. Entonces lo esencial siempre es el pegamento y la madera (sobre todo que esté seca). Yo tengo un tiempo de curado más o menos de un año en lo que es Ayacucho. Felizmente aquí la humedad es muy baja.
A la fecha, un cálculo, ¿cuántos instrumentos ya has construido?
En guitarras habré hecho como doscientas. En charangos unos cincuenta o sesenta más o menos. Mandolinas unas veinte. Más he hecho guitarras de por sí. Lo que pasa es que antes como hacía guitarras más económicas salían más. Ahora dos guitarras o una al mes, quizás.
Vladimiro, mucho gusto poder conversar contigo. Vamos a compartir todo ese testimonio y quisiera que seas frontal con tu respuesta: ¿eres un lutier autodidacto?
Me parece que sí. Soy un lutier autodidacto; que aún sigo en formación, siempre pendiente y buscando nuevas formas de encontrar cómo hacer un instrumento. Siempre educándome.