La resistencia viste de negro: llega Lima New Wave 2025 con un line-up de lujo

Una cosa es caminar por la oscuridad. Otra muy distinta es quedarse a vivir en ella. Los que se reencuentran este 30 de abril en Yield Rock ya lo decidieron hace rato. Lima New Wave vuelve con más que nombres. Vuelve con memoria. Con heridas que no buscan cerrarse. Con artistas que entienden que la tristeza no necesita explicación ni consuelo. Solo espacio. Solo escucha. Desde Argentina, Euroshima lidera esta edición 2025 con esa clase de autoridad que no se hereda ni se inventa: se gana a pulso, desoyendo lo cómodo, aferrándose a lo profundo, incluso cuando lo profundo se vuelve un pozo.

Ellos no regresan para rendir homenaje a lo que fueron, sino para confirmar que nunca se fueron. Con canciones nuevas que no buscan adaptarse, sino tensar las cuerdas del presente, el grupo argentino renueva su pacto con el margen. Su show no es un revival, es una confirmación de que hay formas de belleza que no se ven a simple vista. Euroshima fue, es y seguirá siendo uno de esos nombres que se mantienen al ras del suelo, donde el polvo pesa más que el brillo.

La ceremonia se completa con viejos conocidos de esta ciudad que nunca ha necesitado validación externa para sostener una escena. Carlos Compson sigue escribiendo canciones que parecen no estar hechas para sonar en público, pero que explotan cuando encuentran oídos afines. Voz Propia, por su parte, se permite envejecer con dignidad, sin disfrazar las grietas. Cenizas se siente cómoda en esa línea donde la lucidez y el desencanto se rozan. Rose Inferni le da forma a la emoción sin gritarla. Y Dj Vamp Siniestro convierte la noche en un lugar donde las sombras no asustan: consuelan.

Lima New Wave nunca ha sido un evento que busque expandirse, crecer o posicionarse. Eso es para otros. Aquí lo que importa es seguir respirando en medio de una ciudad que suele ahogar. Es el tipo de festival que no da respuestas, pero hace las preguntas correctas. ¿Qué haces con todo lo que sientes cuando nadie más quiere o puede escucharlo? ¿Dónde se va el dolor cuando ya no hay a quién contárselo? La respuesta, por una noche, está en un escenario pequeño, a media luz, donde todo cobra sentido aunque nada se explique.

Atrapa tus entradas en este enlace.