Salim Vera: “Soy bastante exigente y no le tengo miedo a darme a conocer”

El equipo de Huamangazo se reunió con motivo de su presentación en el festival Viva Ayacucho con el frontman de la banda Libido y artífice del proyecto Coral en el Hotel Plaza para conversar sobre sus actuales actividades.

Entrevista por Angie Hinostroza y Nina Vargas
Producción y edición por Braigan Vega
Fotografía por Mérida Cárdenas y Diego Ozaita

Fotografía por © Mérida Cárdenas

Salim Vera. 51 años. Más de veinte años de experiencia en la música profesionalmente hablando. Muchos discos grabados. Muchos conciertos brindados. Envuelto en ciertas polémicas cada cierto tiempo porque vivimos en un país en donde escasean las personas directas y abundan las hipersensibles.

Huamangazo decidió reunirse con Salim Vera un día antes del festival Viva Ayacucho. Como todo buen profesional tiene un plan B para todo. Con la finalidad de evitar la afonía a causa del cambio de clima, es habitual en él llegar días antes a las ciudades en donde cantará junto a Libido. Previa coordinación decidimos visitarlo en el hotel donde se hospedó aproximadamente por tres días. Eran puntualmente las 6 p. m. En algo más de veinte minutos pudimos dialogar con él.

Fotografía por © Mérida Cárdenas

¿Qué tal, Salim… cómo estás?

Ayacucho siempre me recibe bien. Contento de volver a esta bella ciudad después de cuatro años.

Salim, coméntanos. ¿Cuáles son tus expectativas para el concierto de mañana?

No me formo expectativas de nada. Me gusta sorprender y que me sorprendan. Si me formo expectativas puedo salir decepcionado. Igual, si se forman expectativas conmigo, también pueden salir decepcionados. Es lo mejor en cualquier ámbito.

Fotografía por © Diego Ozaita

Hablando así a la volada, ¿cómo canalizaste el estrés pandémico?

Hice de todo durante este tiempo. Produje con Coral, mi otro proyecto paralelo; trabajamos todo lo que es producción mezcla y master. Puse harta energía en trabajar con esta banda y hasta ahora lo sigo haciendo. Con Libido prácticamente no hicimos nada hasta que se reactivaron los conciertos. Realizamos algunos conciertos virtuales, pero a mi consideración fueron un fiasco; bueno, tal vez no tan fiasco, porque aprendimos a hacer shows virtuales. Sin embargo, no hay punto de comparación con los eventos presenciales en todos los niveles. Ya para cuando se reactivaron los eventos presenciales estuve allí al pie del cañón haciendo lo que mejor sé hacer: cantar.

¿Qué opinión te dan los conciertos virtuales?

Nadie debería hacerlos. Esa es una oferta que salió porque algunos necesitaban conectarse con su público o porque algunos necesitaban hacer algunos soles. Fue divertido más que rentable, pero en definitiva es una experiencia que no volvería a repetir.

Fotografía por © Diego Ozaita

Sobre Coral, ¿qué relación tiene con la etapa en la que te encuentras?

Estoy en una etapa bastante coherente con lo que quiero y lo que me gusta. Me gustan muchos géneros como el new wave, del cual soy un gran consumidor desde hace veinticinco años. El rock y el pop no son las únicas vertientes que consumo y produzco, entonces yo tenía que crear una banda que me diese lo que tengo internamente, tanto musical como estéticamente. Soy una persona bastante estricta en ese aspecto. Soy bastante exigente y no le tengo miedo a darme a conocer. No tengo miedo, en ningún aspecto, de provocar o de hacer este tipo de música. Coral es un proyecto que tiene año y medio. Está en una etapa de aprendizaje, pero bueno, como estoy ahí dándole con la experiencia que tengo, creo que Coral va a aprender bastante rápido lo que tiene que hacer antes de subir al escenario.

Ahora que estás experimentando con este nuevo proyecto y, bueno, complementado con una trayectoria de más de veinte años, ¿cuán diferente crees que se encuentra la escena musical en Perú a cuando tú iniciaste?

Hay nuevas bandas. La verdad es que no me fijo mucho. Llámame egoísta, pero me estoy fijando mucho en mí mismo y en lo que hago. Por ahí, de vez en cuando, le doy un vistazo a lo que hay respecto a los colegas musicales que tengo alrededor. Hay una nueva banda llamada Suit Palmera que la está rompiendo; su música está genial. Yo me he hecho fan de ellos, aunque casi no me hago fan de nadie en el mundo. ¡Con las justas soy fan de mí mismo! ¡Ja, ja, ja!

Hay otra que se llama Riviere, otra que es Jet Rodeo, que por cierto tocarán mañana con nosotros; está un solista llamado Lobel. Hay nuevas propuestas, todas muy buenas. Están trabajando profesionalmente. Eso es lo que me gusta de ellos: que están poniéndole bastante punche al profesionalismo, a la actitud, a cómo deben presentarse, cómo deben verse, cómo deben tocar, cómo deben producir su trabajo. ¡Se están respetando a sí mismos! Veo que el trabajo musical de todas estas bandas está muy ligado al Internet porque, bueno, los medios de comunicación tradicionales están ocupados con otros menesteres. Entonces el músico tiene ahí todas las herramientas para moverse. Tiene que trabajar y venderse. Hacer música propia es saltar a la piscina sin salvavidas.

Fotografía por © Diego Ozaita

Cada que emprendemos pasamos por cosas nuevas y Coral es un nuevo camino en el arte de la música. ¿Cómo influyó en ti psicológicamente tener un nuevo proyecto?

No me he puesto a pensar en eso. Coral es un bebé recién nacido que estamos amamantando para que pueda crecer sano y fuerte. Psicológicamente, en algún momento seguro, se convertirá en mi prioridad o quizás no. Las cosas no son estables y nada es para siempre. En algún momento también Libido deberá decir adiós, en algún momento…

No considero que en la música haya una edad para retirarse. Esto no es fútbol: es música. En la música uno puede tener setenta años y seguir cantando, seguir tocando dependiendo de cómo te veas y cómo te sientas. Coral va a crecer, se está posicionando poco a poco; es un producto que va a demorar por lo menos un año más en ensamblarse porque necesitamos más canciones y por ello repertorio decente para empezar a tocar en vivo. Mientras tanto yo sigo con Libido que es mi banda de cabecera. Me siento bien trabajando con ambas bandas. No es bueno dejar que la creatividad se quede en nuestra interior. Es importante poder exteriorizarla.

Fotografía por © Mérida Cárdenas

Salim, explícanos acerca de tu transición de pasar de ser segunda guitarra a ser el frontman de Libido.

¡Se han preparado con las preguntas! ¡Ja, ja, ja!

Yo estaba harto de tocar la guitarra, además que no la toco bien. No soy guitarrista. Me distrae: no puedo dividirme tan fácilmente en dos partes. Requiere mucho cerebro tocar la guitarra y en algún momento dije: “Okey. Alguien más tiene que tocar esta guitarra”. Lucho Benzaquen, un gran amigo y músico, estuvo dispuesto. Él he ha dado otro nivel a la música de Libido y yo comencé a hacer lo que realmente vine a hacer en este mundo: ser frontman. He perdido mucho tiempo tocando la guitarra. Realmente debí ser frontman de Libido desde el inicio y nunca tocar la guitarra.

¿Qué opinión te da la autogestión en un país donde no hay ningún tipo de apoyo a la música?

Qué te queda, ¿no? Si Quieres hacer música en el Perú es así. Lo que primero se valora es el talento de la persona porque el dinero, la fama y la popularidad llegan después. Las personas si ven talento sabrán valorarte. La autogestión es básica y fundamental si lo que se busca es crecer.

Salim, no solo destacas por la música sino por tus atuendos. Háblanos de la moda y styling que hay detrás.

Para mí es importante la moda porque es importante mostrarte bien estéticamente hablando. Para mí la música y la moda están unidas. No acepto eso de “para mí lo más importante es la música y así nomás, vístete como quieras”. Eso es mediocridad. Así como soy exigente con la música también soy exigente en cómo nos vamos a ver en el escenario; entonces todos deben tener un buen atuendo: desde los zapatos hasta el peinado, lo que te pongas de accesorios; las uñas pintadas o lo que sea, tienen que ser de calidad. “Como te ven, te tratan”. Tienes que mostrar profesionalismo en todo momento. Esa es una exigencia normal. Eso es lo normal. No es una virtud. Así tiene que ser. Cualquier músico, sea como quiera dirigir su música, tiene que formar su propia experiencia.

Fotografía por © Diego Ozaita

Si alguna banda te pide tu asesoramiento en ese sentido, ¿estarías dispuesto? ¿lo harías?

Lo haría con gusto y encantado. Si alguien pide alguna asesoría o consejo, lo haría. ¿Por qué no? Hay que brindar tus conocimientos sin querer nada a cambio.

¿Tienes algún referente en la moda o quizá alguien a quién nos recomendarías seguir en esa cuestión?

No tengo ningún referente de moda. Síganme a mí. ¡Ja, ja, ja!

¿Qué próximos proyectos vienen para Libido y Coral?

Libido saca un próximo single con un video nuevo para el 2022. Coral saca un single nuevo en enero también. Coral lo que busca es darse a conocer y por ello sacaremos pronto un EP. Libido seguirá sacando canciones sueltas porque ya se terminó esa etapa de sacar discos. Serán buenas canciones con videos igual de buenos. Eso es lo que tenemos planeado por el momento.

Con una trayectoria de más de veinte años, ¿qué experiencia te llevas o quizá hay alguna enseñanza que quisieras compartir con los músicos jóvenes?

En la repetición está el maestro. Cuando repites algo muchísimas veces, en algún momento ya te conviertes en un maestro. Considero que soy mejor músico en la actualidad cuando reviso mis trabajos de años anteriores e incluso, a veces, hasta quiero grabarlo todo de nuevo. Eso pasa porque psicológicamente estás mucho mejor preparado después de haber practicado y repasado tantas veces lo mismo siempre. Creo yo que, si quieres convertirte en un músico realmente experto y realmente bueno, tienes que tocar muchísimo. No solo ensayar, sino ponerlo en escena y tocar tu producto para la gente. Es la única manera de ser alguien realmente bueno, realmente convencido de lo que estás haciendo.

En el mundo hay mucho rechazo, pero uno tiene que cerrarle la puerta a esa sensación de rechazo y creérsela. La sumisión es otro problema porque te lleva a ser mediocre. Para mí uno en la música debe ser íntegro, tiene que estar en la insumisión total. Tienes que estar convencido de lo que estás haciendo y de que te gusta; de que viniste a hacer eso realmente y esto es lo que vas a hacer durante años hasta que te veas decrépito, viejo y arrugado. Y hasta que el físico te dé. En ese momento ya podrías llamarte artista. Los grandes artistas, pintores, se llamaron así después de ochenta años; nunca se llamaron artistas cuando pintaron su primer cuadro porque la palabra artista les quedaba demasiado grande; pero, cuando tienes ochenta años de experiencia… ya no te queda grande.

Fotografía por © Mérida Cárdenas