Chano Díaz Límaco desde España: «El charango es nuestro as bajo la manga»
El reconocido charanguista ayacuchano protagoniza una película sobre la guitarra española y reflexiona sobre el futuro de la música andina en el escenario internacional
Desde España, donde se encuentra filmando una película que narrará la historia de la guitarra española viajando hacia Ayacucho, el destacado charanguista Chano Díaz Límaco comparte sus reflexiones sobre el encuentro entre la música ayacuchana y el flamenco. En esta producción cinematográfica, Díaz Límaco protagoniza junto a Antonia Jiménez, junto a la historia del luthier Abraham Ortega, un proyecto que promete mostrar al mundo la riqueza musical de nuestra tierra.
¿Cómo está siendo recibida la música ayacuchana en el mundo flamenco?
Es impresionante. El mundo flamenco está escuchando nuestra música como nunca antes lo habían hecho. Les gusta la guitarra ayacuchana, pero con el charango alucinan completamente. Mañana tenemos un mano a mano: Antonia y El Cabeza -que es ídolo de ella- versus Walter «el Truco» Mendieta y yo. Son más técnicos ellos, pero el as bajo la manga es el charango.

¿Qué estrategia están usando para estar en similar nivel con músicos tan técnicos?
Como son bien técnicos los flamencos, arranco con mi Estudio de Charango, pero la jugada está en el rasgueo y la mano derecha. Igual se les enamora con sentimiento, pero hay que reconocer que el flamenco nos lleva décadas de ventaja tanto en lo popular como en lo académico. Por eso estamos yendo por el lado del “bobo” y el charango rasgueado para, en algo, andar mínimamente parejos.
¿Qué diferencias encuentra entre el panorama musical de España y el del Perú?
Acá los guitarristas flamencos pueden vivir de la música. Hay un desarrollo de la lutería impresionante; no hay guitarra barata profesional. Tenemos que aceptar que estamos ante una manifestación cultural que combina el sentimiento con el desarrollo de una técnica sin precedentes, con el futuro asegurado por la presencia de cientos de guitarristas jóvenes.
¿Cuál consideras que es el camino para el desarrollo de la música ayacuchana?
Lo único que nos va a salvar es que los propios huamanguinos mejoren su técnica y puedan transmitir un sentimiento con mayor integridad artística. No nos podemos quedar solo en el «filin». El “bobo”, el poncho y la melena no es suficiente. Hay que dar un salto técnico para universalizar nuestra guitarra.

¿Qué propones para lograr ese salto técnico?
Queda reformular la guitarra solista huamanguina y dar un salto técnico con conocimiento de causa, y eso solo se puede hacer desde la misma tradición. No es sofisticar la técnica del huayno ayacuchano, es desarrollar técnicas más avanzadas que aún no existen; una tarea silenciosa que tomará décadas. Hay que crear nuevos estudios de guitarra andina y charango.
¿Qué rol juega el centralismo en este desarrollo?
El centralismo de Lima ha dejado en “posibilidades” lo que se forja en provincias, a todo nivel y en todas las artes; pero poco importa en estos momentos porque aquí en España vamos a sacar la garra huamanguina en el rasgueado del charango. La verdadera tarea recién comenzará al retorno.

¿Cuáles son tus próximos pasos en España?
Estaremos todo el mes en diversas ciudades de Andalucía, llevando nuestra música y filmando bajo la dirección de Daniel Lagares. Es una oportunidad única para mostrar al mundo lo que somos capaces de hacer desde Ayacucho.
Desde tu actual perspectiva y mirada desde otra cultura musical, ¿cuál es tu reflexión sobre el futuro de la música ayacuchana?
Hay guitarristas y timpleros bravos, pero es nuestra mano derecha lo que nos diferencia y debemos potenciar. Si no pasamos a ser académicamente competente y al nivel de ellos, quedaremos en estampas alegóricas. El “bobo” puede emocionar, pero no basta. El flamenco tiene un despegue constante desde los ochenta y, por el nivel técnico que manejan, ni la música clásica ni otras músicas del mundo los sorprenden.