De la calle al estudio: Cómo ‘TrashCRIOLLO’ de La Guarida del Dragón reinventa el sonido popular
La Guarida del Dragón no grabó un disco, soltó un animal salvaje en un estudio y lo dejó romper cosas. TrashCRIOLLO es puro instinto, un archivo sonoro filtrado por el concreto de Lima y el ruido de Ciudad de México. No es una relectura sofisticada de la música afroperuana ni un homenaje cuidadoso a la tradición: es la calle misma convertida en ritmo y distorsión.
Aquí no hay intención de embellecer ni de refinar nada. Las percusiones parecen grabadas en medio de un tráfico imposible, las guitarras chillan como vendedores ambulantes y las voces se filtran con la urgencia de un altavoz desgastado. Todo suena crudo, pero no de esa forma calculada que intenta imitar la estética lo-fi, sino como si el disco hubiera sido capturado en una esquina bulliciosa, en el eco de un mercado, en la reverberación de un bus destartalado.
La Guarida del Dragón entiende que la música popular no nace en estudios de grabación, sino en la gente que la transforma sin permiso. Por eso, este álbum no se aferra a estructuras fijas ni a patrones previsibles. En cada tema, el ritmo se quiebra, las influencias se solapan, y la producción se permite errores que otras propuestas considerarían defectos. Es un acto de resistencia contra la obsesión por lo inmaculado, un recordatorio de que lo más genuino siempre nace de la imperfección.
Si los productores buscan pulcritud, TrashCRIOLLO responde con disrupción. Si la industria busca categorías, La Guarida del Dragón entrega una amalgama inestable que parece estar a punto de explotar en cualquier momento. No hay reglas, solo una energía que atraviesa el disco como un vendaval, arrastrando consigo fragmentos de la historia musical peruana y lanzándolos al presente sin aviso previo.
Este álbum no viene a pedir espacio dentro del circuito independiente, viene a tomarlo por la fuerza. No le debe nada a nadie, no ofrece concesiones ni explicaciones. Si te choca, es porque no fue diseñado para complacer. TrashCRIOLLO suena a lo que suena la vida cuando nadie la está filtrando para que encaje en un molde.
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