Entre huertas, sótanos y escenarios: Los 25 años de Actus Trágicus en el rock ayacuchano
La banda recuerda sus primeros días en el rock subterráneo de Ayacucho y comparte sus reflexiones sobre el futuro y el legado que quieren dejar
Entre huertas, sótanos y escenarios, los 25 años de Actus Trágicus en el rock ayacuchano tienen que celebrarse como es debido. Todo empezó en 1999 con Carlos Chávez en la guitarra y voz y Keel Villanueva en el bajo. La banda surgió en los espacios subterráneos de la ciudad en donde la música era más importante que el lugar. En un entorno de constante cambio, el grupo ofreció un refugio para el rock y las expresiones de protesta. Con el paso del tiempo pudieron compartir escenario con otros referentes nacionales como Leuzemia y Los Mojarras. Fue así que, sobre la base de su vigencia, pudieron con justicia histórica consolidarse como una de las bandas más representativas de la escena rock ayacuchana.
Durante más de dos décadas Actus Trágicus mantuvo un compromiso firme con la reivindicación social componiendo temas cargados de crítica política y reflexión sobre la realidad juvenil. Canciones como «Cinco años más», «Sistema» y «El mal» se convirtieron en himnos de resistencia contra la opresión y la corrupción de su época.
La partida de Carlos Chávez en noviembre del 2018 marcó un punto de inflexión en su biografía. Sin embargo, lejos de disolverse, Actus Trágicus encontró en su legado una razón para continuar. Con la incorporación de nuevos integrantes el grupo sigue activo. Para mayores detalles ha llegado el momento de conversar con Keel Villanueva acerca de cómo continúan resonando en la escena del rock hecho en Ayacucho.

¿Cómo recuerdan los primeros días de la banda cuando tocaban en espacios subterráneos y huertas? ¿Qué emociones o aprendizajes se quedaron con ustedes de esa etapa?
Los inicios fueron realmente diferente a la actualidad. Esos tiempos nosotros nos esforzábamos para poder hacer un poco de música y lo hacíamos de una manera muy empírica.
Los ensayos eran con guitarras acústicas, con la cual hacíamos el bajo y la primera guitarra; la batería se tocaba con baldes de pinturas, tapas de ollas. Solamente teníamos acceso a instrumentos musicales electrónicos y a una batería acústica cuando tocábamos en un concierto. Cabe mencionar que en esos tiempos los conciertos eran autogestionados y gratuitos, por ello se llevaban a cabo en las huertas, una casa no habitada y a veces en el sótano de la casa de algún conocido. Estas tocadas se realizaban en una reunión entre amigos, cumpleaños y también para dar a conocer el talento de una banda, todo lo que se quería hacer era un poco de música y escuchar algo de rock en vivo.
El aprendizaje en esas épocas fueron muchas. Era hacer lo que tú querías con los recursos limitados que teníamos y las emociones que nos embargaban eran más por dar a conocer lo que sentíamos a partir de nuestras propias composiciones sin tener los elementos disponibles. Lo que no poseíamos en este caso eran instrumentos electrónicos musicales, ya que no se contaba con una aceptación total de nuestros padres como para que te puedan comprar el instrumento por el tipo de música que nos gustaba. Creo que todo ello hace que te sientas de una u otra forma realizado porque fuimos consecuentes con la música e ideología que sentíamos.
Sin darnos cuenta pasaron los años y seguimos haciendo la música que nos gusta. Nosotros no buscábamos querer ser los mejores, sino tan solamente expresábamos lo que sentíamos a través de la música y todos los sonidos que podrían llegar a nuestro cerebro. En esos tiempos solamente tocabas en una reunión de amigos, expresabas lo que sentías acompañado del instrumento que sabías tocar y nada más; todo quedaba ahí después de un compartir. Ahora esto ha ido cambiando: todos los músicos observan cómo tocas y comienzan las críticas.

El punk rock de Actus Trágicus ha sido una tribuna de reivindicación social desde sus inicios. ¿Cómo ha evolucionado su visión sobre los temas sociales que abordan en sus canciones como «Cinco años más» o «Sistema»?
Tenemos temas que siempre han tenido un contexto muy social. Empezamos con el tema “Maldito”, el cual refleja netamente un tema social con el cual no estábamos de acuerdo con las acciones de parte del Gobierno.
“Cinco años más” Se compone a raíz de la represión estudiantil que todavía persistía en esos años, la cual va dirigida netamente a la coyuntura de Alberto Fujimori debido al choque dado entre los estudiantes y la policía. Respecto a “Sistemas”, la temática va dirigida a la religión, a las guerras por poder económico; problemas que aún persisten hasta la actualidad.
Hoy por hoy seguimos en lo mismo y podríamos decir que estamos mucho más afectados por este sistema porque hoy en día estamos viviendo la inseguridad ciudadana; la violencia está en aumento, las extorsiones y asesinatos. Los gobernantes actuales no hacen nada porque, creando caos social, se pretende la permanencia en el poder para seguir gobernándonos. Ahí se ve claramente que existe un sistema que financia todo ese tipo de actos.

Ustedes han sido testigos y protagonistas de la evolución del rock en Ayacucho. ¿Cómo ven la escena local actual en comparación con la de sus inicios? ¿Qué creen que necesita el rock ayacuchano para seguir creciendo?
El rock en Ayacucho ha ido mejorando y evolucionando porque ya existe mayor acceso a la tecnología, a muchas salas de ensayos y a academias musicales donde te pueden enseñar a mejorar las técnicas frente a un instrumento musical y creo que a ese nivel vemos que emergen muchas bandas de adolescentes que dominan sus instrumentos a la perfección.
La escena local actual en comparación a esos años ha mejorado, quizás no a la magnitud que quisiéramos, pero sí en aspectos técnicos. Los conciertos, en la actualidad, están mejor estructurados en su organización porque hoy cuentan con los instrumentos en escenario, mejores equipos de sonido y la tecnología de punta, al mismo tiempo se ve que las bandas cuentan con sus propios recursos.
Para que el rock ayacuchano siga creciendo se necesita una inversión de productores que le den la oportunidad a las bandas; al mismo tiempo las bandas tienen que dedicarse de forma exclusiva y de hecho demostrar talento, componer constantemente, o de repente crear temas ya relacionados con las costumbres de nuestra tierra Ayacucho.
En la actualidad existen bandas de rock que tienen éxito porque producen temas musicales fusionando y adaptando canciones autóctonas de nuestra región, usando instrumentos musicales electrónicos y distintas clases de efectos los cuales tienen mayor aceptación en la sociedad ayacuchana.
Para seguir creciendo y mejorando se tiene que analizar distintos aspectos de acuerdo al género rockero que propone una banda (desde el rock alternativo hasta el rock progresivo, pasando por el punk rock, el rap rock, el grunge, el rock psicodélico, el stoner rock, el ska rock, el rock ácido, el glam rock, el rockabilly, el rock tropical, el jazz rock, el gothic rock, el hard rock y muchos otros) ya que existen bandas que siguen apostando por el rock no comercial autogestionándose, pero creo que todavía le falta a la sociedad ayacuchana poder digerir ese tipo de música.

La pérdida de Carlos Chávez en 2018 marcó un antes y un después para la banda. ¿Cómo enfrentaron ese vacío y qué motivó su decisión de continuar con el legado de Actus Trágicus?
Bueno, fue muy complicado cuando dejó de existir Carlitos Chávez ya que con él formamos la banda y comenzamos a congeniar en muchos aspectos. Comencé en la banda tocando el bajo y luego la batería por necesidad… nos comprendíamos musicalmente en todo momento inclusive cuando componíamos nuestros temas propios; teníamos mucha química. No es tan fácil reemplazar a una persona cuando ya vienes haciendo música más de 20 años.
Continuar con la banda fue una decisión entre los integrantes y al mismo tiempo hubo muchos amigos que nos animaron a continuar en escena. La decisión también se debió a que Carlos y yo teníamos el proyecto de terminar las grabaciones de nuestras composiciones las cuales nos tomaron muchos años en estructurarlas; es por ello que se convocaron a muchos guitarristas, pero duraron un corto tiempo.
En la actualidad la banda está conformado por Smith, Aníbal y yo… con quienes dicho sea de paso hemos terminado de grabar el sencillo «Dos de noviembre», un tema dedicado a la memoria de Carlitos.

«El mal» es considerado uno de los temas más emblemáticos de ustedes. ¿Qué representa esta canción para y cómo creen que ha resonado con sus seguidores a lo largo de los años?
“El mal” lo compuse en el año 2000. Es un tema que habla sobre la realidad de nuestra juventud ya que netamente nos dejamos llevar por muchos aspectos subjetivos que van arraigados al consumo de las drogas sociales; podríamos precisar que el tema del alcohol siempre está presente en todos los conciertos de todo género musical ya sea el huayno, la chicha, el rock, etc., al igual que en discotecas, bares y vemos que hay muchos adolescentes, jóvenes y adultos que se refugian en ello para poder a veces palear su sufrimiento y dolor sumergiéndose profundamente sin importarles las consecuencias. El tema tuvo una pegada que nunca esperamos y hasta ahora es la canción que más representa a la banda.
La escena del «Bohemia» fue clave para su desarrollo y la de muchos otros grupos de aquellos años. ¿Qué representó ese espacio para Actus Trágicus y cómo ven la evolución de los espacios para el rock en Ayacucho hoy en día?
La banda ya tenía algunos años de estar en escena, pero las tocadas eran de manera esporádica. Cuando aparece el Bohemia hubo una situación importante ya que se podía tocar con mayor frecuencia a comparación de otros conciertos que se hacían una vez al mes. Lo bueno era que el Bohemia estaba a disposición de todos los fines de semana y daba oportunidad a muchas bandas que quisieran dar a conocer su talento y también fue un lugar ameno en donde confraternizabas y compartías con muchos amigos de la escena.
El Bohemia no solo daba oportunidad a las bandas de rock sino a todo tipo de talento: el arte, la poesía y la pintura. En alguna oportunidad hubo conversatorios sobre algún tipo de problema social y por eso se le llamaba como el “Centro Cultural Bohemia”
Hoy en día, sí hay espacios para algunas bandas, sobre todo para los que realizan un rock más comercial y muy poco para los otros géneros.

El nombre de la banda, Actus Trágicus, evoca una carga emocional y filosófica. ¿Qué significa para ustedes hoy después de 25 años de historia y desafíos personales y colectivos?
Actus tragicus, es una cantata sacra temprana compuesta por Johann Sebastian Bach, destinada a un funeral, recopilada de textos bíblicos, tres citas del Antiguo Testamento y cuatro del Nuevo Testamento.
Después de 25 años vemos a la banda con satisfacción porque sigue y seguirá con sus ideales, con una constancia que surgió en un momento de anarquía en nuestra juventud, época universitaria y que se fue fortaleciendo de a poco. La banda nunca se creó con fines de lucro, sino, más bien, para dar a conocer un sentimiento de contexto social que viven y pasan muchas personas como las que conocimos en los asientos universitarios; al mismo tiempo a través de la banda pudimos conocer muchos amigos con los que hoy en día compartimos momentos históricos.
Para nosotros la banda significa una hermandad rockera ayacuchana, colectiva, solidaria y unidos por nuestros ideales en una escena que perdura y perdurará por siempre.
El tiempo que le dedicamos a la banda no fue lo suficiente para movernos en un mercado musical y es por ello que no tenemos muchos videos en YouTube y otras páginas musicales. El desafío para estos años es realizar una gira y difundir nuestra música a todo nivel.

En una carrera tan extensa, seguramente han tenido momentos de duda o dificultades. ¿Hubo algún instante en el que consideraron dejar la banda? Si es así, ¿qué los hizo seguir adelante?
Sí, las dificultades son muchas empezando de la misma familia ya que no lo miraban como una carrera porque hacer este género músical “no vende” en Ayacucho, encima más los estudios en tiempos de la universidad y la carga laboral.
Lo que realmente nos hizo desistir y seguir adelante fue el apoyo que nos brindábamos Carlos y yo. Nos alentábamos mutuamente para seguir haciendo lo que realmente nos gustaba. Es difícil dejar algo que te apasiona porque se vuelve parte de tu vida. Como aquellos peloteros que quieren estar en las canchas jugando un partido de fútbol, nosotros preferimos estar en una sala de ensayos componiendo y haciendo algo de bulla.
Después de 25 años de trayectoria, ¿cómo imaginan el futuro de Actus Trágicus y qué legado quieren dejar tanto en la música como en la lucha social que siempre han defendido?
Nosotros no nos podemos dedicar de manera exclusiva a la música por motivos laborales. Los integrantes de la banda somos profesionales y trabajamos en diferentes partes del Perú.
El futuro de los Actus es netamente hacer música hasta que el cuerpo aguante y mientras estemos con salud seguiremos haciendo lo que nos gusta y participando en todos los eventos que nos sigan invitando. La banda continuará con la misma ideología de sensibilizar y concientizar a la población porque la música no solo debe reflejar el amor, sino que también te dé a conocer algunas dosis de política de la realidad social y a partir de ella hacer que las personas se involucren en el cambio de la sociedad participando activamente cuando existan abusos por partes de los gobernantes de turno.
El legado que dejará la banda a las futuras generaciones será la reivindicación social, la solidaridad, la hermandad y la unidad a partir de la música.

Cuéntennos detalles acerca del concierto de aniversario por los 25 años de la banda...
Actus Trágicus realmente cumplió 25 años el 5 de abril de este año, pero lo estamos realizando este 2 de noviembre en memoria a nuestro hermano Carlitos Chávez Montoya, cofundador de la banda, más conocido como Actus Carlos. En el evento participaran diez bandas de distintos géneros y músicos solistas. Tres bandas de Lima: Armada, Necios Band y María Santísima y por Ayacucho siete bandas: Deicidios, Mantra, Masturbator, Mutaytas, Los esclavos, Insurgentes Kedados y Patrulla Roja, también se presentarán como solistas: Chapeko, Pol Cadri y Koko Gaitán.
El concierto está programado a partir de las 5 p. m. La preventa de entradas costará a S/10 y en puerta a S/20.
Quiero, por cierto, agradecer a nuestros auspiciadores: Epica Restobar Karaoke, Kukucha Of The Music, Oráculo Cervecería Artesanal, Pukllay, Huamangazo, Colectivo ED. Gnosere, Tuko Distro, Casa musical Star Music y Banderas Negras.
«La reivindicación social, la solidaridad y la unidad a partir de la música es lo más importante para nosotros»
Actus Trágicus