RODRIGO GALLARDO ― INDÓMITA (2021)

Esta vez comentaré el álbum Indómita (2021) del músico electrónico e instrumentista folclórico Rodrigo Gallardo. Desde Chile, y publicado a finales de enero, empezando desde lo literal, el título del disco alude a la característica suprema de la madre naturaleza, a ese poder inconquistable al que ciertos “empresaurios” en todas las latitudes del planeta, con el criterio de comercializarlo todo, intentan vanamente desafiar.

Como si de una ofrenda a la Pachamama se tratara, las canciones del disco se asemejan a mantras introspectivos que nos recuerdan que somos un solo ser en comunión con la madre natura y que en verdad es falso todo aquello que nos despoje de esa esencia divina que conforma nuestra espiritualidad. Es una plegaria que afirma que la naturaleza es principalmente una fuerza creativa a la que debemos guardar respeto, admiración y amor.

Carátula de Indómita (2021)

Las quenas, ese instrumento de viento al que en los andes consideramos tan familiar, suenan plenamente en libertad como mariposas volando muy cerca de alguna bella flor y sus melodías cargadas de miel nos transmiten esa sonoridad andina que bien complementan los trémolos y repiques del charango. Los patrones rítmicos de nuestra muy diversa música andina nos permiten con tranquilidad inmiscuirnos en la escucha atenta de cada canción. Hay que dejarnos llevar por el viento que corre y silba mientras, cerrando los ojos, creamos estar subiendo por una montaña talvez de Ayacucho o del norte de Chile.

Rodrigo Gallardo

Me gusta mucho cómo en este disco se consiguen ensamblar sonidos electrónicos con la música que habita en la Cordillera de los Andes, sobre todo a lo largo de Perú, Chile y Bolivia. Hay quienes llaman a esta intención como “folktrónica”. Pero no por ser música electrónica quiere esto decir que sea por ello extrovertida o propia de una juerga superficial. Todo lo contrario: al escuchar este disco siento una calma, un sentimiento pacífico y casi místico respecto a lo fugaz que es nuestro paso por este plano existencial. Volveremos a ser energía vital algún día y eso es motivo de mucha felicidad.

Hablando estrictamente de la calidad del sonido, el disco fue masterizado en Alemania y sí que se percibe un buen trabajo de posproducción. Disfruto de este álbum de principio a fin sin sentir fatiga auditiva y juro que cuando llegue el momento oportuno disfrutaré de él mientras viaje por los pueblos del Perú ya sea a motor o en bicicleta.

Mis temas favoritos son Hacia el horizonte, Quiero despertar y Cuando el charango canta. Me quedo con la letra que exclama que “vale más la alegría que todo el oro del mundo”. Escuchen este disco en Youtube, Spotify o en la plataforma que ustedes vean conveniente. Pero, por favor, ¡escúchenlo! Porque no se arrepentirán.